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el resumen del año 2020 en la NBA



Este 2020 ha sido una montaña rusa para todos nosotros, para el mundo entero en general. Un año que muchos preferirían borrar, con razón, y que para la NBA ha significado un auténtico cúmulo de emociones concentradas, por primera vez en mucho tiempo, fuera de los pabellones y que han ido mucho más allá de lo meramente deportivo.


Tragedia y lágrimas

El año para el colectivo malas NBA comenzó, literalmente, con noticias. El 1 de enero falleció el legendario comisionado David Stern, una figura clave en la globalización de la competición que estuvo tres décadas al mando de la liga y se convirtió en equipos y jugadores en atracciones millonarias. Sin él, en definitiva, no estaríamos aquí hablando de todo ello.

Tras un inicio triste, y con las primeras noticias preocupantes de la pandemia empezando a brotar desde China, enero reservó otro golpe durísimo a los amantes del baloncesto y el deporte: el 26 de enero, Kobe Bryant y su hija Gianna, junto a otros siete tripulantes, fallecieron al estrellarse su helicóptero privado cerca de Los Ángeles.

La muerte de la leyenda de Los Angeles Lakers, de 41 años, y su hija, de 13, vistió de luto el deporte mundial y cubrió las calles de LA y otras ciudades con murales y flores en honor al ’24’. El trágico adiós de Kobe consternó muchísimos rincones del mundo y provocó algunas de las últimas concentraciones masivas de personas antes del estallido de la pandemia de coronavirus.


Más allá del triste enero, la NBA perdió otras grandes figuras este año: KC Jones y Tom Heinsonh, leyendas de los Boston Celtics y ocho veces campeones de la NBA; Wes Unseld, campeón con los Washington Bullets en 1978; Jerry Sloan, mítico técnico de los Utah Jazz; Fred ‘Curly’ Neal, miembro de los Harlem Globetrotters; Robert Archibald, exjugador de la NBA y la ACB; y otros jugadores como Clifford Thompson, Eddie Johnson y John Thompson.

Pandemia y suspensión

Más allá de las pérdidas, la NBA vivió un curso sin precedentes a raíz de la pandemia de coronavirus. El 11 de marzo, el partido entre los Utah Jazz y los Oklahoma City Thunder fue suspendido por el positivo de Rudy Gobert, una noticia que desencadenó la alarma primero en la NBA y luego en Estados Unidos. Fueron los positivos que detectó la competición durante la siguiente semana lo que empezó a preocupar a la sociedad estadounidense.

La respuesta de la liga fue rápida y certera. Adam Silver se vio obligado a suspender durante cuatro meses la competición. En total fueron 141 días sin competición, y todas las partes debieron consensuar soluciones inéditas y creativas que fueron más allá de la resolución simple de los problemas logísticos y sanitarios generados por la pandemia. La respuesta de la NBA, más allá de todo sobresalto, logró que el curso finalizara el 12 de octubre con la proclamación de Los Angeles Lakers como campeones.

La burbuja, los Lakers y LeBron

La solución de la liga fue crear una burbuja en el resort turístico Walt Disney World de Orlando, Florida. Bajo estrictos protocolos sanitarios, 22 equipos completaron una temporada regular reducida y lograron disputar los playoffs sin registrar ni un solo positivo. Una operación dificilísima que costó 180 millones de dólares pero logró rescatar 1.500 en ingresos televisivos y compromisos publicitarios.

En lo deportivo, la burbuja dejó el salto de calidad de los Phoenix Suns, la magia de Luka Doncic, el éxito del entrada del torneo y otras historias como los naufragios de los Clippers, los Bucks y los Celtics. Los grandes triunfadores del curso más atípico en la historia de la liga fueron Lebron James y los Lakers de Los Angeles, justos vencedores a pesar de la excepcionalidad del momento.

También cabe destacar la consolidación del proyecto de los Miami Heat, que todavía siguen sin ser favoritos en 2021 después de haber roto todos los moldes y plantarse en las Finales NBA gracias al liderazgo de Jimmy Butler y el descaro de tipos como Tyler Herro y Bam Adebayo.

Sin afición ni pabellón local, el ambiente espectacular del baloncesto estadounidense quedó reducido a ruidos enlatados y pancartas digitales con las caras de los aficionados. La experiencia deportiva y el entretenimiento, más allá de los millones salvados, dejó claro que la gran fuente de espectáculo de la liga sigue viniendo de las personas que la siguen y la viven, especialmente de forma presencial y en directo.





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Trump, conflictos sociales y boicot

Para alcanzar la burbuja, la NBA tuvo que hacer auténticos malabarismos. A los problemas sanitarios y logísticos se añadieron las demandantes de justicia social y antirracistas de los jugadores, un rebote que llegó tras el asesinato de George Floyd, uno de los personajes del año, a manos de la policia local de Minneapolis.

El colectivo de jugadores se volcó en la reivindicación y amenazó con no viajar a la burbuja de Orlando si no se tomaban medidas. La liga respondió prometiendo donaciones y proyectos a las distintas ramas del movimiento ‘Black Lives Matter’, un lema que pintó en las canchas de las pistas de juego incluso durante las Finales NBA.

Los jugadores pudieron cambiar su apellido por lemas del estilo “No puedo respirar”, “Vota” o “Igualdad”, y casi todos optaron por ello. La rodilla al suelo durante el himno también fue mayoritaria durante toda la burbuja.

Además, LeBron James y otras estrellas no se cortaron ni un pelo a la hora de criticar a algunos de los enemigos más acérrimos de la NBA, como el presidente saliente de Estados Unidos Donald Trump.

El feudo con Trump alcanzó cotas difíciles de imaginar, con el presidente insultando en abierto a los jugadores y los mismos respondiendo sin piedad. Una de las críticas que más dolió a la liga fue la de su connivencia por el trato de China a Hong Kong, con un silencio ampliamente criticado por los colectivos más extremistas de la derecha, indignados a la vez por la defensa acérrima de los interesados ​​sociales en suelo estadounidense.

Tras varias otras muertes de ciudadanos ‘anónimos’ y episodios de violencia en el país, los jugadores protagonizaron un boicot histórico de tres jornadas con los playoffs ya en marcha. Una vez más, la liga supo reconducir la situación y el espectáculo terminó con los Lakers campeones y Trump, evidentemente, mosqueado.

Manta, Netflix y Jordan

En un año excepcional, marcado por las noticias negativas y la falta de competición durante cuatro meses largos y en gran parte confinados, una de las notas positivas del curso se vivió en abril con el fenómeno ‘El último baile’, el documental de 10 episodio de la ESPN que transportó a todos los aficionados al baloncesto de nuevo a los noventa.

Con el deporte mundial paralizado, Michael Jordan se coló en casa de todos y la experiencia hizo revivir algunos de los grandes episodios, las luces y las sombras, de la dinastía de los Chicago Bulls. En medio de tantas lágrimas, tragedias y conflictos, fue todo un acierto comercial por parte de todos los actores implicados.

Y mucho más que eso: un sustento para quienes vivimos del deporte y quienes lo disfrutan a diario. El próximo año, esperemos que 2021 se porte bien, no deberíamos echar de menos las hazañas de MJ para pasar un buen rato.

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